La cirugía estética cada vez es más común en nuestro país. La tecnología avanza y con ello las mejoras científicas y estéticas. Tanto la cirugía plástica como esos pequeños retoques que ‘apenas se notan’ vuelven a gozar de todo su esplendor. ¿Pero cuál es el mejor momento para sucumbir a ellos? A pesar de que muchos rechazan el invierno, el Dr. Diego Tomás Ivancich, director de la “DT Cirugía Estética de Madrid”, desmiente este hecho y revela sus ventajas.
Durante los meses más gélidos la actividad y el dinamismo propios del verano desaparecen. Las bajas temperaturas y la poca luz disponible nos obliga a pasar más tiempo en casa. Las actividades al aire libre se reducen y eso facilita el reposo y ayuda a descansar más y mejor durante el postoperatorio. La menor exposición a la luz solar y el frío colaboran significativamente en la recuperación del proceso inflamatorio después de la cirugía. Dura menos y es más llevadera; las temperaturas bajas favorecen la disminución de posibles edemas post-operatorios.
Las operaciones que se recomiendan hacer en los meses invierno son las del rostro. Aun así, es obligatorio evitar el sol y usar un protector solar con un FPS muy alto. Además, en invierno llevamos más prendas, por lo que es más fácil disimular. Las capas de ropa pueden esconder los vendajes, y como no hace calor, el uso de prendas concretas como es el sujetador deportivo en el caso del pecho y la faja en el caso de la liposucción, resultan menos incómodas.
Los resultados de la mayoría de los procedimientos son óptimos al pasar los seis meses de la cirugía. Por tanto, si lo que se pretende es llegar impecable al verano, será necesario comenzar de cuatro a seis meses antes.
Lo más importante es encontrar para el postoperatorio un periodo de tiempo suficiente y adecuado, sin prisas ni estrés, para el reposo, con inactividad, si es necesario, por parte del cliente.