¿Te habías fijado alguna vez en las etiquetas de tus productos de belleza? Los cosméticos también caducan. Es una realidad que desgraciadamente muy poca gente sabe. ¿Pero por que lo hacen?
Los cosméticos caducan por algunos de sus ingredientes como la oxidación y las bacterias. Sustancias como las aguas destiladas de flores, azúcares o la miel, actúan como caldo de cultivo para el crecimiento de bacterias. De hecho el agua es uno de los ingredientes más ligados a la conservación. Cuanta más cantidad de ésta halla, más susceptible es la contaminación por microorganismos. Los elaborados con aceites tampoco se salvan, dado que la oxidación que ésta provoca acorta la vida del producto.
Un producto cosmético está formado por una compleja composición de sustancias que recrean un ambiente biológicamente inestable, con lo cual, conservar el producto para que sea eficaz y seguro en el tiempo es una tarea complicada para los formuladores.
La Unión Europea es muy clara en materia de la legislación. Si la duración mínima del producto cosmético es inferior a 30 meses, es necesario y obligatorio que se indique en la etiqueta. Pero para lucrarnos del producto en cuestión es necesario seguir al pie de la letra las indicaciones y/o recomendaciones que ésta especifique: “conservar en un lugar seco o alejado de fuentes de humedad o calor”. La indicación de la fecha de duración mínima no es obligatoria para los productos cosméticos que tienen una duración de más de 30 meses, pero deberíamos fijarnos por si acaso.
Establecer la fecha de caducidad de un cosmético es una de las obligaciones de los productores. Para ello, el producto es sometido a una serie de estudios que permiten evaluar su estabilidad, así los cambios de color, olor, pH y viscosidad. Las muestras también se someten a un centrifugado. Así se consigue que sus fines sean los adecuados.