Oficialmente, ha llegado el buen tiempo. Ya hemos hecho el cambio de armario y es hora de lucir ropa de tejidos fluidos y que sea fresquita.
Pero los brazos son uno de los complejos más comunes entre las mujeres. La flacidez de los mismos es algo que acecha si se ha superado la treintena. Y existe una razón: la acumulación de grasa subcutánea y el deterioro de la piel. Pero tranquilas, gracias a la Dra. Ana María Téllez, de Clínicas Dra. Téllez, tenemos los tips perfectos para frenar la laxitud.
Bye, Bye pesas!
¿No lo sabías? La mayoría de los aparatos de gimnasio están diseñados para el trabajo fisicoculturista de modelación. Lo que quiere decir que, si los realizas, solo conseguirás ganar volumen. Justo el efecto contrario.
La balanza de la dieta
Te lo habrán dicho multitud de veces, pero es la realidad, urbanita. No hay soluciones mágicas– y mucho menos milagros. Es el denominador común en cualquier intento de mejorar el aspecto físico y de eliminar el sobrepeso en el caso de que exista. Además, con una dieta equilibrada evitarás los cambios bruscos de peso.
Aminoácidos
¿Qué es eso? Os preguntaréis algunas… Bien, pues debéis saber de su existencia, porque los necesitáis. Los aminoácidos son unos nutrientes que necesita nuestra piel y que están presentes en las proteínas de carnes, pescados, legumbres, lácteos… Son los «ladrillos» sobre los que se fabrican las fibras de la dermis.
A lo Jane Fonda
¿Quieres conseguir resultados en tiempo récord? Pues deberás trabajar tu cuerpo. ¡Pero ojo! Los ejercicios que realices deberás hacerlos solo con el peso de tu propio cuerpo. Muchas repeticiones en poco tiempo. Los que mejor funcionan son:
– Flexiones invertidas: coloca dos sillas respaldadas en la pared separándolas 60 cm. Siéntate entre las sillas (en el aire), apoyando cada mano en el borde de los asientos con los dedos hacia delante. Con las piernas al frente semiflexionadas y apoyando sólo los talones, baja y sube el torso perpendicular al suelo sin levantar las caderas.
– Flexión de brazos: inclina el cuerpo a 90º de manera que la espalda quede paralela al suelo. Levanta los codos más arriba que la espalda con los puños bajo los hombros. Extiende los brazos hacia atrás, sin bajar los codos, y llevando los puños bien arriba. En esa posición contrae fuerte los músculos posteriores de los brazos. Luego baja sólo los antebrazos y repite.
No te obsesiones
Es lo más importante. No caer en la obsesión. Tu cuerpo necesita descansar. El tiempo que dedicas a relajar los músculos resulta muy beneficioso para ellos, porque así, renuevan sus fibras.