La coloración con barros son coloraciones 100% orgánicas y de activos botánicos que aportan reflejo a las canas. Al contrario que los tintes convencionales, éstos respetan el color del cabello natural y mejoran fibra capilar gracias a sus propiedades fitoterapéuticas.
Muchas personas desconocen que las coloraciones químicas por oxidación o tintes convencionales aclaran el color natural del cabello, aportan mayor cantidad de pigmentos de color que los baños de color, lo cual generan las típicas raíces que todos y todas odiamos. Sin embargo, los barros afectan tanto al cuero cabelludo como al cabello, engrosan la fibra y aportan mucha hidratación. Las canas desaparecen, pero no lo hace el color.
Su composición es 100% natural. Están compuestos por extractos de plantas, maderas, flores, algas y tierras. Los activos botánicos son: arcillas, minerales, hojas de henna, hojas de soja, linaza, cáscara de nuez, hojas de índigo, tomillo, abedul y té. No llevan amoniaco. Se recomienda a todo tipo de cabellos. Da igual si es un color natural, si es teñido, si está debilitado o si tiene problemas de caída. Este tratamiento debe ser realizado dos veces al año para conseguir el máximo efecto en cuanto a luz y calidad capilar. Lo mejor es que previene la caspa, algunos tipos de alopecia y la grasa capilar.
Al ser un producto natural, entre sus propiedades a destacar se encuentra la capacidad de revitalizar y proteger el cabello. Los resultados de una coloración con barros son más duraderos que los convencionales, dado que no genera raíz. Cada caso es particular.
“Es recomendable usar productos naturales sin sulfatos en casa para mantener los resultados. Si siempre te has teñido de manera convencional y vas a dar el salto a los barros, es imprescindible un diagnóstico previo. Y quizá sea necesario realizar un servicio puente, como una corrección de color o unas mechas para igualar el porcentaje de las canas”, recomiendan los expertos de Rogelaine Lifestyle.
