La cuenta atrás ya ha empezado y es tiempo de echar la vista atrás para ver todo aquello que hemos hecho bien y todo aquello que hemos hecho mal, apreciar los objetivos que hemos cumplido y los que no, los momentos que nos han hecho sonreír, las personas que hemos ganado, las que hemos perdido… Y, sobre todo, ver cómo hemos empezado el año y cómo lo vamos a terminar.
Lyst ya ha hecho sus deberes y tenemos los productos fashionistas más vendidos y populares de este año. Atención, atención y redoble de tambor porque este año ha sido el de Gucci.
El icónico cinturón de Gucci ha sido el artículo más asiduo de la clasificación de productos más populares. Ha tenido, ni más ni menos que medio millón de búsquedas. Las zapatillas “feas” y las riñoneras encabezan la lista de los artículos más vendidos. Al parecer, a muchos no les parecía tan horribles; aunque muchos otros, en los que me incluyo, seguimos pensando que son espantosas.
Este año ha sido el resurgir de firmas como Versace, Fendi y Prada, además de la consolidación de muchas otras que apuestan por la moda sostenible, como es el caso de Veja o Reformation. La moda sostenible comienza a dar zancadas y a tomar mayor fuerza. Es algo positivo. Significa que cada vez somos más conscientes de la importancia del medio ambiente.
La influencer más comentada del año ha sido Chiara Ferragni, la reina de todas ellas. Quizás por su hijo Leo o por su reciente matrimonio. La italiana ha abandonado su lado íntegro fashionista para configurar una familia. Dulceida ha sido la más polémica. Su episodio en África con las gafas de sol y la bañera llena de agua no es tan fácil de olvidar. María Pombo, Bella y Gigi Hadid, Cara Daur, Barbara Palvin, Pelayo Díaz… Todos sabemos quiénes son, pero tenemos una mala noticia: BoF ha desvelado un estudio que demuestra que este auge de influencers se irá a pique dentro de poco. Y no será que no lo veíamos venir.