Sastrería 3.0: de lo mejor, lo excelente

Los trajes a medida reviven su edad de oro. La calidad, artesanía y exclusividad son las principales demandas de los nuevos clientes.

Si yo digo traje, ellos responden “artesanía”. Casi al mismo tiempo. Porque Lucía Serrano y Agustín García son un tándem al frente de una de las sastrerías con más historia de nuestro país: la sastrería Serna.

Y si un traje siempre porta una historia, una sastrería no podría ser menos. ¿La suya?  Se remonta a mediados de los años 50, cuando el sastre Martín Arana decidió abrir las puertas de la Sastrería Arana. Esta casa y su reputación se convirtieron en un referente nacional en sastrería militar, donde Cecilio Serna comenzó su carrera, y a mediados de los años 80, tras más de veinte años de experiencia, decidió seguir con el oficio renovando la firma. Así, reabrió en la calle Mayor la Sastrería Cecilio Serna, la cual pasó a sitiarse justo en el centro de Salamanca. Allí, Agustín García comenzó a curtirse en el oficio y tras varios acabó convirtiéndose en el propietario. “Es una cadena. Primero fue Martín, luego Cecilio y ahora yo. Primero fui aprendiz, luego ayudante y oficial, pasé a dirigir el taller y ahora soy el propietario”, nos cuenta Agustín García.

Y aunque los años hayan pasado, la firma sigue manteniendo su esencia: rendir culto a la elegancia, la calidad y la sobriedad con un toque contemporáneo. “La historia la cuentan nuestros trajes, nuestras manos y una aguja. Sastrería Serna es sinónimo de artesanal, cercanía y buenos tejidos”, añade.

Agustín y Lucía. © Rose Wieshamm.

Elaborar un traje a medida es establecer una relación con el cliente. Todo se realiza de “tú a tú”, y tras unos tres meses la magia está hecha. “Normalmente, se hacen tres pruebas. Por eso, la cercanía es tan importante. El cliente acaba convirtiéndose en parte de la familia”. Y cuando le preguntamos por los trajes más comunes, no dudan en contestar “el uniforme español: trajes negros y azul oscuro. Algunos intentan modernizarse, pero la gran mayoría casi siempre cae en esos dos colores”.

No obstante, el target de esta casa de sastrería es variado en cuanto a rango de edad. Los hay desde novios jóvenes que quieren lucir igual (o más) que la novia en su día especial hasta ejecutivos que necesitan un traje nuevo. “No es algo común, pero también hacemos trajes para mujeres. Incluso para mujeres militares”, nos dice Lucía Serrano, la otra mitad de Sastrería Serna.

Definen su producto con calidad, diseño y exclusividad, “pero porque la sastrería artesanal no puede ser de otra forma. Nos adaptamos al cliente, pero siempre somos fiel a lo que somos y a lo que hacemos”, nos cuenta Lucía.

Además, son ecológicos, porque la atemporalidad en la moda comienza a ser un imprescindible en cualquier armario. “Antes ya lo era, pero el presente y el futuro se resume en comenzar a consumir menos y de más calidad. Nuestros trajes pasan de generación en generación. A veces, nos llegan nietos con los trajes de sus abuelos y con un par de retoques, vuelve a estar actualizado. Los trajes tienen eso que los distingue. Por eso son tan especiales, y es que por mucho tiempo que pase, ellos nunca pasarán de moda”.

 

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