Siete tips para dejar de “estar harto”

Siete tips para dejar de “estar harto”

El hartazgo o sensación de “estar harto” se ha convertido en nuestro compañero de vida, pero ¿hay alguna forma de superar esa sensación?

Después del shock inicial de los primeros meses de pandemia, nos hemos adentrado en una “nueva normalidad” con continuos cambios de restricciones y limitaciones. Pilar Guerra, psicóloga clínica nos da algunos consejos para sobrellevar la prolongación de la pandemia y sus efectos adversos en nuestro estado de ánimo.

Informarse vs. inmolarse

¿Debemos de mantenernos informados? Sí, obviamente, pero con muchísimos límites sintetizando y discerniendo lo que realmente es útil. Dar por hecho que tenemos la obligación de estar al tanto de todas estas noticias devastadoras y repetitivas es inmolarse, una especie de auto suicidio lento. Esto nos lleva a no compensar con otro tipo de emociones que nos salven de lo que nos está provocando esta situación. En definitiva la información no es la dueña de nuestras emociones. Somos nosotros los que tenemos que tomar las riendas y decidir cuándo, cómo y dónde.

Informarse vs. inmolarse

Autocuidado vs. cuidado exigido

Con autoridad cruzada y normas que cambian prácticamente a diario es necesario tener autoconciencia de cuidado. Así, mientras observamos el cómo se lidian las ideas desde aquellos que nos mandan, tenemos que autoprotegernos; proyectarnos a nosotros mismos dentro de un contexto de sentido común. Esto se logra si nos diseñamos un propio programa de auto normas que nos permitan estar en congruencia con nuestro ser, independientemente del conjunto de incongruencias que observemos fuera. 

Preocuparse vs. ocuparse de la preocupación de otros

Otra manera de hartazgo y de tocar fondo es la relación con los demás. Las relaciones sociales han de estar hechas a la medida de nuestras necesidades, de las necesidades de cada uno de nosotros. Conceptos como generosidad, solidaridad y actitud de ayuda permanente han de verse sometidas a examen ahora. Es el momento de saber elegir con quien queremos estar acompañados. Debemos reflexionar sobre nuestras relaciones con personas pesimistas, con quejas continuas, las que algunos psicólogos denominan “tóxicas”. Tengamos claro el concepto de ELEGIR. Ahora más que nunca podemos decantarnos por evitar este tipo de personas y sus conversaciones.  

Victimismo vs. responsabilidad

La psicología positiva demasiado positiva, también puede llegar a ser una provocación al ser humano y que justo genere el efecto contrario. La exigencia en ser optimistas en esta situación es una expectativa irreal, que puede generar más frustración aún si cabe.
Si bien es cierto que los profesionales de la salud mental tienen la misión de sostener las emociones desbordantes de las personas, debe existir un espacio para el pesimismo. En este caso sería un pesimismo defensivo, que nos ayude a prepararnos a estar preparados para cualquier tipo de acontecimiento por muy arduo que sea.
El “hartazgo” de esta situación reclama a gritos que nos den un espacio para la queja, para la angustia, para la incertidumbre, para las dudas y para el desasosiego. Sí, somos víctimas. Y llamarnos así nos permite tener un contacto con la realidad. Tras esto, está también nuestra decisión de victimizarnos o no, algo que es decisión de cada uno.

Pensamiento individual vs. pensamiento colectivo

Ser sociables o no en estos momentos también es una elección. El ser humano es “sociable por naturaleza” pero también es un ser individual en su más amplio espectro. Puede ser entonces otra elección más en esta situación en la que nos sentimos privados de libertad decidamos auto dosificarnos la “necesidad de estar con los demás”. Esta puede ser una herramienta que nos ayude a gestionar la angustia de sentirnos con la prohibición de estar sin ellos.
Existe hoy una nueva oportunidad para conocernos, algo que no habremos hecho antes por haber tenido demasiado “ruido” dentro de nosotros. Este ruido sería la suma de las opiniones de los demás, las dudas que nos generan esas opiniones, más el esfuerzo de poner nuestros argumentos por encima de todo esto. 

Autoconfinarse libremente vs. autoconfinarse por obligación

El hartazgo se aumentando cuando estamos continuamente “en vilo” respecto a lo que se va a decidir hacer con nosotros. La ansiedad que produce estar a la expectativa de normas que cambian de manera continua genera unos costes emocionales muy altos, así como sensaciones de impotencia ante la ausencia de sentir que no tenemos las riendas de nuestra vida.Hemos de adelantarnos a esto también; generar cada uno de nosotros la decisión de la vida que queremos llevar a partir de ahora, y diseñarnos una vida a partir de estas limitaciones.

Ya sea por las expectativas de futuro o la inexistencia de las mismas, existe una clara incapacidad en el ser humano para vivir centrado en el presente, en el aquí y ahora, en el carpe diem del instante.Comentarios como el de “ojalá pase esto pronto”, no solo es un deseo disperso, sino que nos aleja de todo tipo de arraigo con nosotros mismos.Por ello hemos de buscar objetivos a cortísimo plazo, metas del presente, no esperar al futuro, y a ver si “esto pasa”, porque con esta filosofía, puede entonces que se nos pasen más cosas.

Empatía vs. hiperempatía

La empatía supone ser un espejo para el otro, y la hiper empatía una “esponja” que absorbe todo lo del otro. Nos estamos extralimitando con la empatía, haciendo nuestro el sufrimiento de los demás a unos niveles exagerados. Esto hace que nuestra barrera protectora no exista, convirtiéndose en una hiper sensibilidad patológica. Uno de los síntomas del hartazgo que sufrimos ahora es el no saber poner estas barreras, llegando a tener verdaderos episodios de sobredosis por los acontecimientos de los demás y esto es desbordante. Nos hiper empatizamos con el sufrimiento de las personas mayores, con la frustración de los jóvenes, y entramos en un mundo de discursos llenos de carga emocional, incapaz de ser soportados por nuestra propia psiquis.


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1 Comments

  1. En muchas ocasiones, la sensación de “estar harto” proviene de la rutina. Para acabar con esa sensación, es necesario acabar con tu rutina realizando alguna actividad que nunca hayas hecho antes. En especial, si puedes soltar adrenalina mejor, ya que esa sensación te revitalizará por completo

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