¡Como los angelitos!

Ay, urbanita, que no tienes tiempo para nada. Ni siquiera para dormir. Y hoy, 15 de marzo, se celebra el Día Mundial del Sueño.

El ritmo frenético al que estamnos sometidas es atroz. Lo peor es que la gran mayoría lo hemos establecido como una rutina, y muchas veces, nos vemos obligadas a sacrificar nuestro descanso (y por ello pagamos un precio altísimo, mucho más de lo que imaginamos). Si eres de las que se pasa horas dando vueltas en la cama y de las que duerme poco y mal, saca papel y boli; esto te va a interesar (y muy mucho):

  1. Tu cuerpo lo pide a gritos

Después de un día duro de trabajo es importante darle al cuerpo lo que quiere: un descanso. Lo pide a gritos. Para ello, darse una ducha o un baño de agua caliente o recibir un masaje (a esto no podrás decir que no) son claves para que el descanso sea efectivo. Hay que saber preparar al cuerpo antes de dormir: relajarlo y paliar, si los hubiera, los dolores o molestias ocasionados por el día a día.

  1. Mente en off

Según Cinfasalud, el año pasado, 9 de cada 10 españoles sufrieron estrés en algún momento y casi la mitad de los trabajadores están padeciéndolo de forma constante. Los psicólogos afirman que no somos conscientes de la importancia de no hacer nada ni pensar en nada. Vaciar la mente de pensamientos que además son tóxicos puede convertirse en una práctica complicada al principio, pero muy beneficiosa para nuestra salud. La mente también merece relajarse así que, cuando llega la noche, salir con los amigos, leer, ver una película y hacer lo que sea necesario para desconectar es una tarea obligatoria.

  1. Lo que no deberías hacer

Además de trabajar por las noches y restarle tiempo al descanso para dárselo a las obligaciones, hay otras cosas que no deberías hacer, ya que merman y complican tu descanso. Un ejemplo de ello es la ingesta excesiva de alcohol, los cafés más allá de las cinco de la tarde, comidas copiosas y cenas fuertes… Es recomendable autoimponerse una rutina para poder acostumbrar al cuerpo a desconectar, creando una atmósfera favorable para ello: nada de mucho frío o mucho calor o luces o aparatos electrónicos que exciten al sistema nervioso. Ya sabes, ¡móviles fuera!

  1. El hedonismo del descanso

Poder descansar correctamente sin darle protagonismo al estrés no es fácil. Sin embargo, el descanso es no solo una cuestión de salud, sino también de placer.

 

Sé egoísta, disfruta del hedonismo y deléitate. ¡Dormir es ma-ra-vi-llo-so!

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