Nos encanta, disfrutamos de sus chistes y de sus juegos de palabras. Porque en tiempos de hipersensibilidad, las mujeres humoristas nos demuestran que el arte del humor es, sobre todo, una actitud.
Hay quien dice que la vida sin sentido del humor ni es vida ni tiene sentido – y tiene razón. Porque el ser humano necesita reír, y da igual si es chiste es malo o no. Lo importante es saber sacarle el lado divertido a la vida.
Porque humores hay muchos, desde los que se ríen por todo (si no conoces a nadie que lo haga es que ese alguien eres tú) hasta los que prefieren el humor más intelectual, acrítico o también conocido como “la flema inglesa”. ¿Tú también estás pensando en las risas enlatadas de series como ¿Cómo conocí a vuestra madre?, Friends o Big Bang Theory? ¡Lo sé! ¿Quién las entiende?
“El humor es una actitud, no es una cuestión que vaya ligada a usar bragas o calzoncillos”, Sara Escudero.
En fin, sea como fuere, nuestras circunstancias, contexto, cultura, estilo de vida o generación han influido a la hora de hacernos estallar a carcajadas. Fue Nelson Mandela el que dijo que los humanos tenemos sentido del humor porque creemos que es nuestro deber hacer que otros se olviden de sus problemas. De ahí la profesión de cómico, humoristas o showman –hay que ver cómo nos gustan los anglicismos–, esas personas que hablan y hablan sobre cosas que nos hacen gracia. Porque tienen razón o porque más vale reír que llorar.
No obstante, a medida que la historia fue avanzando, las mujeres también se introdujeron en el mundo del humor, y a pesar de que hay quien dice que el humor entiende de género, las humoristas Sara Escudero y Patricia Galván opinan que no. “El humor es una actitud, no es una cuestión que vaya ligada a usar bragas o calzoncillos”, nos cuenta Sara Escudero. “Eso es. Es más, después de escribir durante horas, de viajar por España y Nueva York, puedo asegurar alto y claro que el único género que entiende la comedia es el de la risa que te da el público”, añade Patricia Galván.
“¿En qué sector no hay desigualdad? Pues claro que la hay, sería absurdo decir que ahora mismo una mujer tiene las mismas oportunidades que un hombre”, Patricia Galván.
Pero a veces, los hombres y mujeres no nos reímos de las mismas cosas. Claro que también depende de qué hombre y de qué mujer. No obstante, según la catedrática de Bioquímica de la Universidad de Navarra, Natalia López Moratalla, las mujeres prestan más atención a los contenidos semánticos de lo gracioso y por eso prestan mayor facilidad a la hora de captar, manipular y comparar los elementos de un chiste con datos almacenados de su memoria. “Son muchos factores los que influyen… El entorno, el contexto, el momento… Lo que está claro es que el humor es cambiante, como las personas. Tampoco se puede pretender gustar a todo el mundo. Cada persona tiene su público”, nos explica Patricia. “Y también porque la educación y el desarrollo emocional de cada persona es un mundo. Quiero decir: el dónde te has criado, el cómo te has relacionado con el mundo o si te han enseñado o has aprendido a reírte de ti mismo, influyen muchísimo a la hora de que a una mujer, hombre o perro le haga gracia algo”, añade Sara.
¿La vertiente más polémica? Sin duda, la del humor negro. “¡Que era un chiste!” o “¡Qué poco sentido del humor!” son las frases más sonadas cuando hacemos uso de este tipo de risa. Y existe todo un debate sobre él: que si la sociedad está hipersensibilizada, que si es un arte o que si el humor es humor. No obstante, lo único que uno ha de tener claro es que el fuego quema. “En el momento apropiado, es fantástico. Para mí, es como el vino. Yo no bebo. Nada. Y no hago humor negro. Nada. Me parece un universo súper interesante, pero no estoy hecha. El humor de un humorista refleja su manera de ser. Escribimos en base a cómo somos, vemos o sentimos el mundo. Pero tengo compis que son genios del humor negro y cuando los veo entro y lo gozo lo más grande”, explica la cómica Sara Escudero.
“El dónde te has criado, el cómo te has relacionado con el mundo, si te han enseñado o has aprendido a reírte de ti mismo… Esos aspectos influyen muchísimo a la hora de que a una mujer, hombre o perro le haga gracia algo”, Sara Escudero.
Sin embargo, si nos alejamos de tipologías y nos centramos en si existe o no desigualdad en este mundo, ambas humoristas se miran y coinciden en una respuesta unánime. “¿En qué sector no hay desigualdad? Pues claro que la hay, sería absurdo decir que ahora mismo una mujer tiene las mismas oportunidades que un hombre. Pero, por suerte, vamos avanzando poco a poco”, responde Patricia Galván. Lo que no quiere decir que el humor esté en manos de los hombres, porque tal y como citan, “está en manos de quién lo produce”.
“Tampoco se puede pretender gustar a todo el mundo. Cada persona tiene su público”, Patricia Galván.
Dicho esto, es inevitable escuchar comentarios como el hecho de que “las mujeres somos más correctas a la hora de hacer gracia”, aunque, según Sara Escudero, esto no siempre es así. “En mi opinión, la corrección también es una cuestión de actitud y de estilo cómico. Eso no depende de que seas hombre o mujer. Pero es cierto que en el inconsciente colectivo del público (como ente genérico), hay ciertos temas y puntos que todavía, insisto, a nivel inconsciente, no les resultan igual, no les suenan igual, pueden parecerles menos correctos si los abordamos nosotras o, al menos, les rechina en un principio”, concluye.