Les une la moda, el diseño y el haber hecho de su trabajo una forma de vida. ¿Ellos? Mery Turiel, Paola Sasplugas y Luis Arévalo. Despliegan su talento y nos muestran su parte más intimista.
Mery Turiel, fashionista 3.0
Si algo tiene claro Mery Turiel, es que la moda es su forma de vida. Sin embargo, no le gusta la palabra “influencer”, ni que la metan en el mismo saco que a los demás. Porque como ella dice, “todos no somos iguales”.
Siempre ha entendido la moda como una manera de vivir, porque, aunque trabaje desde lado de las redes sociales y la publicidad, nadie se exime de la industria de la moda: “Tiene que ver con todo: contigo misma, con los estados de ánimo, incluso con los núcleos de población. Una persona que se identifique más con un estilo callejero no es lo mismo que una que lo haga con el hípster, pero tú sí puedes fusionar ambos estilos y jugar con ellos”.
A pesar de haberse convertido en un personaje público en redes como Instagram o haber publicado su primer libro, cuando era pequeña, Mery se veía como una ejecutiva. “No es que quisiera trabajar en Wall Street, sino que el look de oficina me gustaba un montón, pero ahí había más tintes de moda que de otra cosa. No sabía qué estudiar. No sentía que hubiera nada para lo que había nacido”. Mery nos cuenta que estudió Administración y Dirección de Empresas, pero que realmente, a esa edad, la gran mayoría de adolescentes no sabe a qué quiere dedicarse. “Ahora me dedico a la moda y la publicidad. Cuando vi que lo que estaba montando Instagram y la moda que había, decidí apostar. La gente me miraba como si estuviera loca, pero yo creo que, al final, estaba completamente destinada”.
Además, la influencer puede presumir de haber sacado a la luz IKKI, su primer libro, un recopilatorio de reflexiones que nació como resultado natural de su trabajo en Instagram: “A lo mejor estaba en una cafetería y me sacaba una foto que me inspiraba un texto y viceversa. Siempre me ha gustado publicar reflexiones. Comencé con las de otros y continué con las mías propias”. El libro se publicó en marzo, pero la respuesta ha sido muy positiva: “Todos los días me etiquetan personas con IKKI y es un sentimiento que no puedes explicar. La publicación del libro la he vivido como si fuera el sueño de otra persona. No he sido consciente hasta el final”.
Y cuando hablamos del “mundo influencer” hablamos de “sacos distintos”. “Hay cosas que puedo tener en común con otros influencers, pero hay otras que no. Es complicado, pero no puedes meter en el mismo saco a personas que hacen un contenido de calidad y otras que hacen un contenido vacío”. No obstante, Mery insiste en aclarar que sus recomendaciones las hace como si le enseñara una marca a una amiga. “Evidentemente, he descubierto marcas por propuestas que me han llegado, pero soy muy fiel a mi estilo y solo trabajo con las marcas que creo que encajan con lo que soy”. Además, gestiona sus propias redes y es la que tiene la última palabra en todo. Sin embargo, hay un problema, que se ha convertido en la preocupación por excelencia de las redes, la ansiedad. “Una persona que trabaja en redes tiene que aprender a diferenciar y marcar tiempos. Desconectar es necesario”.
Y cuando le preguntamos por la moda como herramienta o como impulsora de cambio, Mery responde que piensa que más que impulso es una herramienta de apoyo. “La moda es el reflejo de lo que demanda la población. El hecho de que el mundo Victoria Secret se esté quedando obsoleto, el consumo responsable… Todo ello son cambios en nosotros que la industria proyecta”.
Luis Arévalo, el nikkei más canalla
Después de dejar dos carreras universitarias, Luis Arévalo buscaba algo con lo que poder llenar ese vacío que sentía. Un día, comenzó a trabajar en un restaurante japonés poniendo copas. Y fue allí descubrió que la cocina era todo lo que necesitaba. Años después, Luis se convirtió en el dueño del restaurante Gaman (Plaza de San Amaro, 8. Madrid) y ahora, tras 17 años en la capital, el chef presume de ser el precursor de la cocina nikkei en España y apuesta por alejarse de lo clásico para ofrecer la mejor versión de sí mismo. “Es una manera de diferenciarme. Mezclo la disciplina propia de Japón con los sabores y los aromas de Perú”.
Para quien no lo sepa, la cocina japonesa es muy limpia y de sabores muy suaves. Los cortes son finos, precisos e incluso perfectos. “Los japoneses son muy estrictos en su cocina. Ellos buscan limpieza, pulcritud y mantener el sabor original de los alimentos que trabajan”. Pero Luis Arévalo no se conforma. El sabor, las texturas y los aromas deben potenciarse. “Todos mis platos tienen ese punto canalla que la cocina japonesa desconoce. Eso sí, siempre con mucho cuidado de no solapar ni anular lo bueno de ambas tradiciones”.
No obstante, el chef insiste en dejar muy claro que su forma de trabajar es la cocina de diseño. Son platos visuales y eso es lo que busca sus clientes “los japoneses suelen decir que la comida entra dos veces: una por los ojos, que es la principal, y otra por el gusto”.
Sus menús son muy especiales. Cambian según en el momento, las decisiones del chef y según lo que compre cada día en el mercado. No obstante, hay uno de ellos que destaca sobre el resto: el menú ejecutivo. “Como chef, soy una persona muy generosa. Yo he optado por darle al cliente lo que quiere”. ¿Y qué es lo que quiere el cliente? Nigiris, sushi. Mucho sushi. Es por eso que el restaurante Gaman Madrid ha optado por crear un menú de mediodía con 10 nigiris para todo aquel que quiera probar su cocina. Además, lo mejor de este lugar de culto es que se aleja del centro neurálgico de la ciudad. “Al no estar en el centro, la gente que viene, es porque de verdad quiere probar mi cocina. Se evaden, se alejan del ajetreo de sus vidas y por un par de horas, desconectan, que es un poco lo que le hace falta al ser humano”.
Sin embargo, Luis sabe que su cocina no es para todo el mundo. Aun así, existe una gran cantidad de clientes que se deja en sus manos, cosa que el chef agradece, porque eso le da rienda a su creatividad. ¿La mejor opción? Disfrutarlo en barra, pues a la vez que se come se puede ver a Arévalo cocinando e inspirándose en directo. “El factor sorpresa juega mucho a mi favor. Siempre preparo los platos delante de ellos y mi cliente que viene semana tras semana sabe que nunca el plato será el mismo”.
En definitiva, lo que hay que destacar es que, para este chef, la cocina es pasión, una forma de vivir, de expresarse y de comunicar al mundo todo lo que lleva dentro.
P D PAOLA, de mujer, para mujer
“Una locura”. Así explica Paola Sasplugas la creación de P D PAOLA, una marca internacional que apuesta por el lujo accesible con una identidad propia. Junto a su hermano Humbert, el proyecto nació en 2014 con una inversión de 200 €. Actualmente, facturan más de 7 millones al año. Su objetivo es claro, quieren cambiar el concepto de la joyería: “nosotros entendemos el concepto de joyería como un complemento del día a día, duradero y que, a la vez, no tiene por qué ser clásico. Creemos en el dinamismo de las joyas y en la frescura de las ideas que estamos proponiendo”.
El estilo, la calidad y la imagen de una marca que acompaña a la mujer contemporánea son imprescindibles en la configuración de sus diseños. ¿Pero de dónde nace la inspiración a la hora de diseñar un complemento tan preciado? “La inspiración nace de muchas partes, y gran parte del trabajo en equipo. No tiene por qué surgir del mundo de la moda. Lo puede hacer de la naturaleza, de nuestras relaciones, de nuestras conversaciones, de una experiencia en un viaje… Las posibilidades son infinitas y todo tiene mucho que ver con el título de mujer que defendemos: independiente, trabajadora y valiente”.
Tanto Paola como Humbert dejaron sus carreras para hacer algo mucho más importante: crear experiencias inolvidables a través de piezas únicas. “Al comprar uno de nuestros productos, los clientes adquieren algo que va más allá de una joya. Forman parte de una comunidad y de unos ideales”. Porque si en algo está comprometida P D PAOLA, es con el empoderamiento femenino. “De mujeres para mujeres” es uno de los lemas de esta marca de joyas que abraza un tipo de feminidad que escapa de las convenciones. “Como mujer y como impulsora del proyecto, me siento muy arraigada en el deber de defender nuestras posibilidades como mujeres. Tenemos el derecho de elegir en cualquier ámbito”.
Esta marca se construye sobre unos valores que buscan redefinir lo que significa ser mujer: una dualidad de fuerzas que, lejos de ser antagónicas, coexisten en equilibrio. Entre las españolas triunfa el minimalismo y el color, pero al ser una marca internacional, los diferentes gustos se acentúan. “Si hablamos de la mujer europea, siempre habrá diferencias generalizadas. No obstante, y a pesar de que el origen y las raíces marquen mucho las preferencias de una mujer a la hora de elegir una joya, también hay patrones que se repiten, como nuestra colección I AM”.
Sin embargo, hay un titular que llama mucho la atención: lujo accesible. “El lujo puede ser accesible siempre y cuando se ajusten precios sin renunciar a la calidad. Pero más allá de que seamos asequibles hay algo mucho más importante, y es que somos sostenibles”.
En el diseño de joyas, al igual que en cualquier profesión, debe haber pasión, talento y un hueco antes vacío que ahora está lleno de magia. P D PAOLA es el proyecto de dos hermanos que luchan por un sueño ahora cumplido.