La Navidad significa excesos. Luces, regalos, purpurina y mucha comida. A veces, demasiada; y aunque intentemos controlarnos, las interminables sobremesas nos invitan a caer en la tentación. ¿Y no dicen que la única manera de vencer a la tentación es caer en ella?
Por eso mismo, es muy importante preparar nuestro cuerpo días previos a esas eternas comidas y ser consciente de los errores que cometemos a la hora de comer. La tentación es buena, pero en pequeñas dosis.
¿Y cuáles son esos errores?
El primero de ellos, y quizás el más importante, es comer sin pensar. Por norma general, ninguno cuestionamos lo que tenemos delante del plato, y el problema no es que no leamos todas las etiquetas de todos los productos que compramos en los supermercados; sino que deberíamos controlar las cantidades de los productos que ingerimos y huir de aquellos alimentos ultra-procesados.
Además, solemos improvisar la hora de comer, sobre todo cuando vivimos solos. Eso nos impulsa a comer fuera de casa o a preparar algo rápido (y algo rápido significa algo que no es sano). Para intentar paliar esto, deberíamos agendar un día a la semana y preparar tuppers. Así, evitaremos la pereza a la hora de comer.
Puede que la comida saludable te aburra, pero no tendría por qué ser algo que te produzca monotonía. El aceite de oliva, el limón y las especias añadirán sabor a tus platos. Cuando un plato te aburre, el cerebro demanda alimentos con alto contenido de azúcar y grasa. Es contraproducente. Otra opción es colocar al famoso picoteo en los estantes más altos. Parece una tontería, pero os aseguro que funciona.
Si eres de esos que siempre asalta la nevera a altas alturas de la noche debes saber que el truco que necesitas es mucho más sencillo de lo que crees. Lavarse los dientes o beber un vaso de leche antes de acostarse provoca que el cuerpo se relaje con una mayor sensación de limpieza. El sueño será más profundo y de mejor calidad.
Ahora que conoces estos trucos, ¿a qué esperas para ponerlos en práctica? Sé más listo que el hambre.