Jorge Vázquez, la nueva era de Pertegaz

El legado (y historia) de Pertegaz recae en la dirección creativa del diseñador Jorge Vázquez. ¿Su imprescindible? El trabajo artesanal.

Entre todos los candidatos, él, Jorge Vázquez. Un diseñador gallego con marca propia que se inspira en musas hollywodienses y grandes maestros de la costura, como Pertegaz. Ahora, la dirección creativa recae en sus manos. ¿Su propósito? “Hacer de la marca una evolución, no una revolución”.

Tanto Pertegaz como Jorge Vázquez tienen una historia, pero, ¿por qué tú?

Quizás por mi estilo. Al principio, me decían que Jorge Vázquez solo vestía a niñas de bien, a pijas, para que nos entendamos, y me lo tomaba a mal. Comencé mi trayectoria con otros diseñadores que puede que fueran más vanguardistas y alternativos que yo, como por ejemplo David Delfín. No obstante, un día comprendí que ser clásico y tener un estilo personal no era algo malo. Si no, más bien, todo lo contrario.

Mis maestros y mis principales inspiraciones siempre han sido los grandes diseñadores: Pertegaz, Dior, Chanel, Balenciaga; al igual que las grandes musas del cine de Hollywood, como Audrey Hepburn. ¿Conclusión? Yo creo que mi estilo siempre ha sido la costura y las prendas bien hechas, los trabajos artesanales. En mis últimos desfiles y en las últimas puestas en escena, esa esencia se ha visto bien asentada. Quizás haya sido eso lo que a la casa Pertegaz haya gustado tanto.

“La moda es una ilusión y quiero que la mujer sueñe con mis creaciones”

¿Y cuál es tu objetivo a la hora de vestir a una mujer?

Sencillamente, que estéis guapas. Soy una persona que se aleja de los shows, de la extravagancia y de ser el más underground. La moda es una ilusión y quiero que la mujer sueñe con mis creaciones.

Me alegra que hables de sueños, de estilo y de creaciones porque, al final, ahora vas a competir contra una historia. Es decir, vas a sumar a Pertegaz. ¿Pero vas a acoplarte o vas a ser puramente Jorge Vázquez?

Es uno de los grandes miedos que he tenido desde el principio. Quiero hacer de Pertegaz una evolución, no una revolución. La mujer de hoy no es la mujer de cincuenta años. Las necesidades son otras, y aunque luche porque la mujer se arregle o que vayamos todos juntos arreglados al teatro, a cenar, a las bodas… Sí que es verdad que el mundo se ha vuelto mucho más práctico y cómodo. Entonces, todas esas maravillas que veíamos en los libros de historia hoy en día no son factibles por razones muy obvias.

Por lo que, las dos marcas se van a diferenciar muy bien. Jorge Vázquez coge un rumbo más joven, mucho más minimal con buenos básicos y menos encorsetados; y toda esa parte que como marca hacíamos de costura, pasará a Pertegaz, porque realmente es donde yo he bebido y donde me he inspirado.

Entonces, ¿Jorge Vázquez seguirá presentando sus colecciones en desfiles?

Sí. Voy a desfilar dos veces. En enero no estuvimos bajo el paraguas de la semana de la moda de Madrid por razones de timming, pero lo hicimos en febrero. Son proyectos muy grandes que necesitan muchas horas de dedicación y queremos dárselas a partes iguales.

¿Dónde nace esa pasión tuya por la moda?

La tengo desde que era muy pequeño. Mi madre era costurera y mientras otros niños salían a la calle, ella nos decía a nuestros hermanos y a mí que no quería que nos pasáramos todo el día en la calle en verano. Por eso, nos buscaba cosas que hacer. A mí me encanta ir al taller. Me pasaba las horas con ellas. Me enseñaron a sobrehilar, a pegar entretelas… Fui aprendiendo todas las partes del oficio hasta que empecé a estudiar y a formarme. 

No sorprendió a nadie cuando dije que quería estudiar diseño, a pesar de que mi padre quería que me decantara por la arquitectura. Era lo que yo quería.

También has tenido grandes maestros, entre los que destaca Ángel Schlesser. Sin embargo, un día decides emprender y montar tu propio negocio. ¿Por qué?

Nunca pretendí tener nada mío. Pensaba en trabajar y no asumir riesgos. Mi primer trabajo serio de verdad fue con Antonio Pernas. La realidad era completamente diferente a la idealización que todos tenemos en la carrera. Estás empezando, trabajas en una gran empresa y hay muchos trabajadores. No te planteas otra cosa.

Pero cuando me trasladé a Madrid y comencé a trabajar con Ángel, descubrí otro lado de la costura que me cautivó. Él tenía un estudio en la calle Claudio Coello con tres modistas, una patronista y un cortador. Era algo mucho más de autor. Ahí fue cuando pensé que quizás, algún día, yo podría tener algo así.

Aunque seguí trabajando. Esta vez con Fun&Basic. Un día, mi padre me dio un dinero para que me comprara un piso en Madrid, pero no era suficiente para adquirir el que yo quería. En ese momento, llamé a mi madre para decirle que iba a invertir ese dinero en crear mi propia empresa. Pensó que estaba loco e intentó que cambiara de idea, pero ya había tomado una decisión.

“Yo no quería hacer una colección para que me dieran tres aplausos y ya; yo tenía una visión de futuro”

Durante tu primera colección, ¿sentiste la presión de esa gente que te había dicho que no era buena idea?

No, porque yo no quería hacer una colección para que me dieran tres aplausos y ya; yo tenía una visión de futuro. El día que saqué la primera colección, lo hice en la tienda Vinso. No fue un desfile, sino una especie de presentación de las que ahora se llevan mucho. La gente decía que aquello parecía Nueva York. El Corte Inglés se interesó, vino y empezamos a vender en sus espacios. Aunque lo cierto es que todo el mundo recuerda más la segunda vez que presentamos.

¿Por qué?

Porque el día que organicé un desayuno para la segunda colección, fue el mismo día del atentado de las Torres Gemelas. Por suerte, mi presentación ya había acabado, pero estábamos recogiendo y todo el mundo nos llamaba para decir que pusiéramos la tele.

Sea como fuere, a raíz de la segunda colección, El Corte Inglés decidió que quería comprar, pero necesitaba que desfiláramos. Hablamos con la organización de Cibeles, y con la ayuda de personas como Roberto Torreta y la gran mayoría de prensa de moda, lo conseguimos.

De mi primer desfile en Ifema, solo recuerdo que yo quería estar a la altura de los maestros que tanto me habían enseñado y apoyado a lo largo de mi carrera.

¿Qué supone, en el sentido más estricto de la palabra, desfilar bajo los focos de la semana de la moda de Madrid?

Supone subir a la mejor plataforma que tenemos actualmente en España. Siempre digo que si quieres subir ahí, tienes que estar a la altura. No lo haces por cubrir el expediente, sino porque es lo que la prensa especializada y los compradores esperan, que des lo mejor de ti.

En mi caso, prefiero no desfilar un año y hacerlo bien que desfilar siempre y hacerlo mal. Las críticas me dan mucho respeto.

Por lo que dices, entiendo que las lees…

Sí, las leo todas. A veces, haces la vista gorda, pero lo que está claro que lo que haces no puede gustar a todo el mundo y siempre terminas aprendiendo.

¿Pero hay una crítica de moda real en nuestro país?

A ver, hay gente muy buena que sabe mucho de moda. Pero también hay mucho intrusismo. Entonces, hay gente que habla de moda sin saber de cortes o de tejidos. Si tu especialidad es moda y eres periodista, tienes que saber y especializarte en este mundo. Funcionamos en un país que, según cómo te caiga el creador, muchos deciden hacer una buena o mala nota.

Aunque lo que me parece fundamental es que no se haga daño. Si no te ha gustado algo, dilo con elegancia, o no lo digas directamente. Lo primordial es el respeto y no siempre lo conseguimos.

“Nunca pretendí tener nada mío. Pensaba en trabajar y no asumir riesgos”

¿Crees que el intrusismo tiene que ver con la banalización de este sector?

Tiene que ver con las redes sociales y con muchas otras cosas. La moda no es tan frívola como se pinta. Ser un diseñador es un trabajo muy serio y esta profesión requiere una cultura y un aprendizaje continuo. Estamos cometiendo un error con las nuevas generaciones. Ahora los niños quieren ser influencers y youtubers, porque les estamos enseñando que todo es fácil y nada lo es. Estamos viviendo una realidad que no es real. La gente se mata por ser famosa, pero yo creo que lo importante es que hagas lo que te gusta, que te defiendas en lo que te puedas defender y el tiempo ya dirá.

¿Cuán es de importante es la cara de un diseñador tras una marca?

A veces, yo pienso que no es lo más importante. Porque una marca debería funcionar de forma independiente. Me he planteado muchas veces no estar tan expuesto. Sinceramente, me he dado cuenta de lo que la gente me quiere cuando se anunció la noticia de Pertegaz. No era consciente.

Antes has mencionado que ahora las mujeres optan por opciones más cómodas y/o prácticas. ¿Dirías que ha habido una pérdida de glamour en torno a las mujeres?

Sí, y no sé si ha sido llevada íntegramente por su ritmo de vida. Ahora trabajan, tienen niños, van al gimnasio… Llevan una vida estresante y tienen que continuar. Se ha perdido la ilusión por arreglarse, pero tanto en hombres como en mujeres.

Y ya para terminar… ¿Cómo definirías a la moda?

Para mí es sueño, es ilusión. Lo que vendemos es eso. La moda es algo mágico, algo que todos deseamos y que espero que perdure en el tiempo.

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