Caterina Pañera y Paul García son quienes se esconden detrás de Oteyza, la firma de sastrería que ha supuesto una auténtica revolución en el armario masculino. Geometría, artesanía y un contacto directo con el cliente, es lo que los ha llevado a lo más alto.
«Esos trajes clásicos tienen que pasar al mundo vintage».Así de claro lo tiene Paul García, mitad de Oteyza, y es lo que intenta desde que en 2011 creara junto a su mujer, Caterina Pañera, esta marca de sastrería por la que no dejan de recibir reconocimientos.
¿El último? Ser uno de los tres finalistas al premio Who’s on Next concedido por Vogue. Pero eso no es todo. El año pasado fueron galardonados con el Premio Nacional de Moda otorgado por la reina Doña Letizia, lo que supuso un paso más en su afán de rescatar al hombre de esa excesiva tradición a la hora de vestirse.
«La moda ha llegado a un punto en el que hay que rescatar a los hombres»
Así –y pese a que ninguno de los dos había estudiado diseño–, encontraron el perfecto equilibrio entre tradición, modernidad y sastrería para crear en su taller de Madrid piezas que dejaran a un lado la visión aburrida de los trajes masculinos. «Cuando nos iniciamos en la moda, veníamos de universos completamente distintos. Caterina era traductora, y yo trabajaba en marketing».Sin embargo, las ganas de adentrarse en ese mundo del detalle y del lujo sostenible, les hicieron apostar por algo diferente a todo lo que se había visto antes: camisas con cuellos versionados, chaqués, sombreros cordobeses, y, por supuesto, la tradicional capa española.
Una vez que contaban con esta base, elaboraron los patrones sastreros clásicos sobre los que fundamentar toda su actividad. «Ahí ya dimos un paso adelante e hicimos nuevas propuestas que fueran transgresoras, que supusieran una evolución dentro de la elegancia masculina», afirma Paul.
Y llegarían a Florencia (dos veces) para inaugurar una de las ferias más importantes de la moda masculina, la Pitti Uomo para más tarde, desfilar en la MBFWM.
Pero no vayas a pensar que por sastrería siguen la regla estricta de la chaqueta y el pantalón. Oteyza es mucho más que eso: «en nuestra última colección tenemos tanto pantalones como capas o camisas. Es decir, estamos haciendo un ejercicio más amplio. De hecho, estamos preparando las ventas online con productos más ‘ponibles’ con camisas o polos, pero siempre dentro de una base fundamentada donde se vea la identidad de la firma». Una identidad que desde sus inicios ha estado ligada al estudio de la historia de la indumentaria, de las raíces, tanto actuales como de antaño, que tenemos en España, a la cultura y a la herencia artesanal y patrimonial de nuestro país.
«Al hombre le ha faltado un diseñador que rompiera y que le hiciera evolucionar»
Un reflejo de ello fue su último desfile presentado en la pasarela madrileña. Los regionalismos españoles y las vanguardias europeas que formaron una nueva estética mundial, fueron la base de su colección. «Nosotros siempre trabajamos en esas líneas de estudio y algunas veces se representan con los pintores clásicos como Zurbarán, Velázquez o más modernos como Malevich o Aldrich, que son referencias nuestras estéticas», añade.
Así se hace (y se lleva) un buen traje
«Primero, lo más importante es tener una visión tridimensional. Cuando tienes que adentrarte en un nuevo traje, ya sea a medida o de prêt á pôrter, tienes que pensar en el movimiento y cómo se va a transformar éste en el tipo de persona que tiene que llevarlo. Cuando lo tienes, lo más importante es el corte, porque una vez has cortado, es difícil corregirlo», explican desde Oteyza.
Pero, ¿cómo se consigue lucir un sastre modernizado sin caer en lo hortera? Es muy sencillo. La clave es, por raro que parezca, no seguir las tendencias. «Cuando se sobre pasa la línea de lo fashion y entras en un código de una estética que puedes ir combinando a través de los años y que está en el equilibrio de la belleza, te puede gustar más o menos, pero no se fundamenta en una tendencia de temporada». Quizá, el basarse en una coherencia y un estudio sobre qué es la masculinidad y su carácter, sea el motivo por el que la firma ha conseguido captar también a los hombres más jóvenes que buscan adentrarse en el terreno de la sastrería.
«Creo que hay una necesidad no solo de consumismo, sino de comprar un relato. Es decir, la persona que viene aquí, viene e premeditada porque sabe que va a iniciar un viaje más o menos transgresor en su primera etapa. En esa fase es fácil empezar con un detalle en el cuello o un pantalón con una cintura especial para luego ya irse hacia una capa», afirma García.
Parece que, a pesar de que el avance de la moda masculina es lento, es también imparable, ya que «falta dar un paso adelante, aunque es una cuestión de tiempo. Al hombre le ha faltado un diseñador que rompiera y que le hiciera evolucionar. Es una responsabilidad máxima y en eso estamos».
Mientras que siguen con esa responsabilidad preparan su nuevo desfile en Ifema, y lo único que pueden adelantar es que «el producto será de calidad pero que ahora lo que hay que hacer es ir por encima de él. La experiencia sensorial, la performance, el discurso, la heterodoxia, que se unan con la marca».
Y en ese empeño por vender experiencias que se queden en la retina de los demás, van a preparar un show que «será la bomba y que probablemente no sea un desfile como tal, sino algo más académico y reflexivo, para después en enero hacerlo más descriptivo».Porque para ellos está claro: «es el momento de la moda masculina. Ha llegado a un punto en el que hay que rescatar a los hombres».Palabra de Oteyza.