Por Álvaro de los Santos.
Una vez más demuestra que la edad es solo una cifra y a sus 65 años es una mujer completamente nueva dispuesta a arrasar con todo lo que se le ponga por delante.
Tras su episodio con Hacienda vuelve a poner el contador a cero. La artista, actriz y tertuliana tiene mucho de lo que hablar y no se deja absolutamente nada en el tintero. Es uno de los rostros más importantes de la televisión y se ha hecho un merecido hueco en la historia reciente de nuestro país. La musa de genios como Almodóvar y Azedine Alaïa rebosa juventud e ilusión por seguir siendo esa mujer imparable en todos los sentidos a la que nos tiene acostumbrados.
Antes de nada, felicidades atrasadas. ¿Qué sueño te falta alcanzar después de los 65?
Todos. La vida siempre está por descubrir. La vida es un gran banquete y hay gente que pasa “hambre de vida”. Me gustaría un novio y además creo que tengo aún por descubrir toda una faceta profesional en el mundo del teatro.
¿Y cuándo fue la primera vez que sintió que hacía realidad uno?
Los sueños son como el futuro. Te avisan de que se avecina, pero no eres consciente de cuando lo estás viviendo. Mi mayor sueño es la paz que siento por haber disfrutado al máximo cada momento.
Como decía Calderón toda la vida es sueño… ¿O no estaba del todo en lo cierto?
Los sueños no son solo sueños, están para cumplirlos. Yo soy una mujer que se ha construido con el material de sus sueños y aún estoy en plena construcción. ¡Tanto que vengo de operarme!
Lo que sí es cierto es que no ha sido nada fácil llegar hasta aquí. ¿Qué es lo que recuerdas con más cariño de tu primera etapa en Tánger?
Lo recuerdo todo con especial cariño. Además, Tánger era una amalgama de culturas, repleta de intelectuales en plena ebullición. En cambio, España era una ciudad oscura recién salida de la guerra.
Una vez más demuestra que la edad es solo una cifra y a sus 65 años es una mujer completamente nueva dispuesta a arrasar con todo lo que se le ponga por delante
Has trabajado como lotera, ¿qué es para ti la suerte? ¿La has disfrutado, te sientes afortunada?
Una manera de vivir. La he disfrutado mucho, creo que soy una mujer muy afortunada. “En la tómbola del mundo yo he tenido mucha suerte”, como cantaba Marisol.
Como mujer siempre has sido un espectáculo, ¿pero fue él el que te encontró a ti?
Me encontró. Yo vendía lotería y me surgió la oportunidad de comenzar en un cabaret en la ciudad de Málaga con el que comencé una gira que no pude seguir por no poseer el carnet del sindicato del espectáculo. Y fue en Barcelona cuando empecé a trabajar con la cadena Ferrer.
Con Mister Dollar subiste al escenario por primera vez, ¿te ayudó a formarte como artista o sacaste la que llevabas dentro?
No me sirvió de nada. Desde el primer momento supe que no era mi mundo. Simplemente fue un lugar de tránsito y aunque en esa etapa no sabía si iba a alcanzar mis metas o no, sí me di cuenta de lo que no quería hacer.
¿Qué había de la mujer que realmente eres en Bibi Anderssen?
En esencia lo mismo. Anderssen se sostenía de los pilares de la mujer que estaba por venir. Yo he podido engañar a Dios y a su madre, pero nunca a mí misma. Fue más natural de lo que puede parecer.

¿Eras consciente en ese momento de la revolución que suponía que una mujer como tú tuviese el valor de ser ella misma dentro y fuera del escenario?
Era muy consciente a mi pesar. El murmullo constante a mi paso o coger autobuses en marcha son solo algunas de las evidencias que me lo recordaban cada día. Aún así aprendí de todas las adversidades.
¿Cómo viviste la dictadura y transición desde tu posición? ¿Qué opinas de la situación política actual? ¿Irás a votar el próximo abril?
La dictadura siempre se vive mal desde cualquier posición. Yo vengo de una familia de izquierdas, pero cualquier dictadura de cualquier ideología son tremendas. El ser humano después del pan necesita libertad para desarrollarse. Voy a ir a votar sin duda alguna y lo tenemos que hacer todos. La política actual me parece lamentable, los políticos son meros buscadores de votos.
Con el apellido sueco llegó tu proyecto musical. ¿Tu primer single Sálvame fue el que finalmente te “salvó” a ti?
Yo no fui muy consciente en ese momento. La casa de discos con la que empecé se empeñó, pero yo no me identificaba con ese tipo de música. Con el disco accedí a los medios y conocí a gente muy importantes en el mundo de la música que me ayudó a seguir progresando.
Los sueños son como el futuro. Te avisan de que se avecina, pero no eres consciente de cuando lo estás viviendo
Desde entonces la música siempre ha estado presente en tu vida. ¿Qué tipo de música te pone la piel de gallina? ¿Cuál es tu canción favorita?
Una para cada etapa. En mi infancia me quedo con la copla y el cuplé de mi madre y el flamenco de Farina o La Niña de los Peines de mi padre. Después descubrí la música francesa y con los novios escuchaba desde a James Morrison a la salsa. Mi vida siempre fue como un cajón de sastre y la música como hilo conductor de la misma.
Además, llegó el séptimo arte de la mano de Vicente Aranda, pero el cine ya formaba parte de ti muchísimos años antes. ¿Qué supuso en lo personal y profesional “Cambio de Sexo”?
Fue mi primera toma de contacto con el cine. La verdad es que mi relación con el cine siempre ha sido un coqueteo, un romance esporádico. Eso sí, me inspiró desde pequeña y ha formado parte de mi vida. Pero mi verdadera carrera se forjó entre carreteras, televisiones y escenarios.
¿Cómo conociste a Pedro? ¿Qué le dirías que nunca le has dicho?
Ya lo había visto un par de veces en Rock-Ola, pero yo lo conocí en la Terraza del Teide. Desde entonces nos hicimos muy amigos. Es un tipo lleno de talento, de sentido del humor y de una brillantez tremenda. Está todo dicho, yo lo admiro infinitamente como cineasta, pero aún más como amigo.

Tuviste el placer de hacer Matador, Tacones, ley del deseo, Kika… Pero, ¿cuál es tu favorita?
Me quedo con todas. Porque, aunque no haya participado en todas las películas de Almodóvar si que me identifico con cada historia y cada personaje que emana de Pedro y estoy loca por ver la próxima.
¿Qué nos podrías adelantar de Dolor y Gloria?
Va a haber mucho dolor y mucha gloria. Dolor porque hay mucho de él en esta película y muchos conocidos que ya la han visto se han roto. Y gloria porque muestra al Almodóvar más Almodóvar desde la madurez y la distancia.
Tu proyección como chica Almodóvar te proporcionó reconocimiento internacional y una estrecha relación con el mundo de la alta moda. ¿Alguna anécdota en París digna de rescatar?
París siempre es destacable. París es una película, un decorado permanente. París es la ciudad. Y en ella he vivido muchas aventuras que han trascendido al mundo de la moda y de la mano de genios como Alaïa.
La vida está cambiando y si quieres vivir en este mundo algo de Millennial tienes que tener. Me gusta el inconformismo de esta generación
Te hemos visto rodeada por Galliano o Gaultier y vestida infinitamente de muchos otros modistos de renombre. ¿Con cuál te quedas?
Hoy precisamente se nos ha ido Karl Lagerfeld. Me es muy difícil, pero me voy a quedar con Alaïa. Aunque también quiero hacer mención a la moda de los 80 formada por Jesús del Pozo, Manuel Piña o Francis Montesinos…
Si yo digo Delfín… ¿Tú dices?
Mi amante, mi amigo, mi hermano, mi referente. David ha sido un ser muy especial. El forma parte de esos amores con los que nunca tuve sexo, por eso nos llevábamos tan bien (ríe). David siempre estará presente en mi vida.
Tu armario debe ser un tesoro ¿Cuál es la joya de la corona?
¡Uy qué difícil! Verás yo no tiro nada, tengo el síndrome de Diógenes. Por tener vintagestengo hasta de Zara, que es el colmo de los colmos. Tengo vestidos de muchísimos diseñadores Manuel Piña, Alaïa, Dior, Gucci de Tom Ford. Imposible elegir. Ahora no me lo puedo permitir, pero antes era una compradora compulsiva.
En el presente Ana Rosa, Por fin no es lunes en la radio, revistas… ¿Cómo llevas algo tan Millennial como el pluriempleo?
Yo lo llevo muy bien y me siento muy Millennial. La vida está cambiando y si quieres vivir en este mundo algo de Millennial tienes que tener. Me gusta el inconformismo de esta generación. No soy una persona cómoda, será por eso que nunca me quito los tacones. Está todo por hacer.

¿Y qué opinan Hope y Joe?
Pues lo llevan un poco peor. Ellos son felices con tenerme cerca y yo con tenerlos a ellos. Estoy enamorada de cada uno de mis perros y de los que he tenido a lo largo de mi vida.
Y entre tanto ajetreo, ¿queda algo para el amor?
Ganas. ¿Te parece poco?