Natural, sincera y muy auténtica. Son las tres palabras que mejor definen a Lucía Rivera. Ella, que huye de las etiquetas, nos habla de tus ideas, sus proyectos y un presente en el que tiene mucho que contar.
Un café. Y un par de cigarros. Poco más hace falta para descubrir qué hay detrás de Lucía Rivera. Lo que ves, es lo que hay. Sin más. Sin etiquetas. Eso sí, mejor con el cinturón bien abrochado porque con a sus veintiún años ya ha pisado el acelerador a fondo para llegar a lo más alto. “Miro mi cara en la lona de un edificio y me sorprende. ¿De verdad soy yo?”.Sí, es ella. La misma que siempre quiso defender el tener su propio estilo, que creció en la libertad de ser quien quería ser, que no busca definiciones porque tampoco las encuentra y que, contra todo pronóstico, de pequeña jugaba a ser profesora y enseñar a los demás. Pero en su vida pocas cosas han sido como ella esperaba. “Siempre me dijeron que yo era la rara. Estuve en muchos colegios y no encajaba. Hoy tengo más de 100 mil seguidores en Instagram y ni yo me lo explico, solo quiero ser yo misma”, nos cuenta.
Imagino que el hecho de ser hija de Blanca Romero y Cayetano Rivera algo te habrá condicionado…
Y es algo que llevo bastante mal. Yo me esfuerzo mucho por hacer lo que hago, pero siempre tengo miedo a fallar por la presión mediática. Es una etiqueta por la que me ven como la hija de Blanca Romero, a quién yo adoro, pero también quiero que valoren lo que sale de mí misma.
Has seguido sus pasos como modelo…
Sí, claro. Ella siempre dijo que a mí me gustó mucho más la moda desde pequeña que a ella. A ella le encanta, pero lo llevamos de maneras diferentes. Ella quiso ser actriz… También es verdad que en mi familia somos todos muy creativos: mi abuela canta muy bien, mi tía pinta y canta también, diseñamos… Cada uno tiene un arte. Cuando nos juntamos y festejamos acabamos todos bailando y cantando… Es algo que llevaba dentro de mí. Mi padre es modelo, mi madre también. Y cuando tuve que decidir, supe que éste sería mi camino.
“Lo importante es ser tú misma, seguir tu camino y llegar a tu meta. Y para llegar ahí, tienes que alejar lo demás y solo coger lo bueno”
Con 18 años déjate tu “tierrina” para venir a Madrid, ¿cómo fue ese cambio?
Siempre fui muy independiente. A los 16 vivía prácticamente sola. Siempre bajo la supervisión de mi madre, pero ya tenía mi espacio. Fueron muchos los amigos de mi madre los que me acogieron y mimaron, no fue un cambio tan drástico.
Tu primer trabajo profesional fue con Emporio Armani, ¿cómo fue la experiencia?
Muy graciosa, la verdad. Yo no estaba acostumbrada. Había hecho shootings, tests, alguna campaña… Pero era menos profesional. Me lo pasé muy bien y me gustó mucho, pero no fue sencillo porque Emporio Armani es muy estricto respecto a sus valores y requisitos, tuve que adaptarme. Es algo que guardo con muy buen recuerdo y fue un paso agigantado para mi carrera.
Y sobre la pasarela, tu primer desfile fue la 080…
Y ahí fue donde peor lo pasé. Veía a las modelos altísimas, yo estaba sola con 16 años, era mi primera vez…, ¡y no sabía ni andar con tacones! Tuve que llamar a mi abuelo, que vino desde Asturias porque yo estaba llorando… Me sentía muy insegura, pero cuando por fin desfilé me subió la autoestima y me di cuenta que era lo que quería, que es mi trabajo y que me gusta.
Desde entonces, no has parado… ¿Cómo es un día en la vida de Lucía Rivera?
Depende. Las modelos tenemos meses en los que no paramos, no paras, en los que solo piensas en poder encerrarte y desaparecer. Y otros mucho más calmados. Pero si hay algo que intento mantener como una constante es hacer deporte para intentar mantener la cabeza despejada, porque estamos muy expuestas y nos sometemos a la opinión. Conmigo se han metido mucho por estar muy delgada y es algo que yo jamás he provocado, soy así y nunca he comido menos…
¿Qué deporte haces para cuidarte?
A mí me gusta entrenar en casa. Tengo mis mancuernas, hago mis tablas de sentadillas y abdominales… Y sobre todo salto a la comba, mucho. No tanto por mantenerme bien físicamente (que también, ayuda) sino por despejar la mente. Es mi ritual, me hace a ver las cosas más claras.
“Siempre has de seguir tu camino y no compararte ni a un lado ni al otro. Ni ser extremista”
¿También cuidas tu alimentación?
No me quito de caprichos. Siempre lo digo y siempre lo diré en todas las entrevistas: hay que comer sano. Mi madre era modelo y la comida en casa siempre se cuidó mucho. Pero vengo de Asturias, mi chorizo nunca me lo han quitado, siempre que quiero me tomo un cachopo y una fabada… Como sano y me gusta comer sano, pero si quiero comer algo “especial” lo voy a hacer. Yo creo que lo importante es estar sano por dentro y por fuera y eso necesita una buena alimentación, sobre todo. Además, te sientes mejor contigo misma.
Para una modelo es muy importante tener una piel bonita, ¿cuál es tu ritual de belleza?
Yo tuve bastantes problemas de acné precisamente por no cuidarme y por un pico de estrés. Ya estoy bien, ya me he curado, pero para mí lo más importante es desmaquillarse siempre. Siempre. Lavarse bien la cara. Porque los poros absorben todo… Después, beber muchísima agua porque irradias luz y luminosidad. Cuando ves una piel ajada es porque no está bien hidratada, también puede ser por el alcohol… Todo lo que son toxinas se refleja. Hidratarse, beber mucha agua y desmaquillarse para mí son los tres pilares básicos. Después cada persona tiene un tipo de piel y, aunque a mí me preguntan muchas veces por Instagram, no soy partidaria de dar consejos. Primero porque no soy experta y segundo porque a mí dar por buenos los consejos de los demás me provocó acné… Hasta que no fui a un dermatólogo y me explicó qué necesitaba mi piel, tuve problemas.
En todo este tiempo habrás recibido muchísimos consejos, ¿con qué te quedas?
Con dejar de lado la opinión de los demás. Siempre has de seguir tu camino y no compararte ni a un lado ni al otro. Ni ser extremista. Lo más importante es creer en ti misma, siempre, porque por muy bien que estés haciendo las cosas siempre vas a recibir críticas, hay alguien a quien le va a parecer mal. Por eso hay que aprender a cerrar la mente ante cosas negativas y hacer lo que tú creas oportuno cuando tú creas oportuno. No porque los demás te digan que te tienes que cortar el pelo has de hacerlo. No porque los demás te digan que tienes un defecto te lo tienes que tomar como un defecto. Lo importante es ser tú misma, seguir tu camino y llegar a tu meta. Y para llegar ahí, tienes que alejar lo demás y solo coger lo bueno. Lo malo…, ¡vista!
Además, tú has sido víctima de muchos rumores y bulos…
Y soy víctima a día de hoy de mucho rumor y mucho comentario. Pero por eso, ahí estoy. Intentando seguir mi camino y alejar todo lo demás. No te aporta nada, lo único que consigues es sentirte tú mal, contigo misma, y cuando te centras en ti y piensas “qué más me da lo que digan los demás, si no me conocen” te das cuenta que estás mejor. También hay valorar los comentarios buenos, porque el defecto que tenemos el ser humano es solo absorber lo malo.
Hay mucha gente (y sobre todo mi familia) que ve lo bueno que hay en mi, que me quiere tal y como soy, que siempre va a estar ahí. Ellos son los que más saben de mí… Yo llamo a mi abuela un día en el que publican una noticia sobre mí y no importa que sea buena o mala, ella ya sabe cómo voy a estar y me recomienda qué hacer. Y al final es eso lo que a mí me hace creer, volver a levantarme, inspirar – aspirar y seguir.
Tú trabajas en moda, ¿pero a ti la moda te condiciona? ¿Sigues las tendencias?
Yo sigo las tendencias, cuando me gustan. ¡Ese es el truco! Hay que tener, lo primero, personalidad, porque una tendencia si a ti no te gusta no te la tienes que poner. No importa que todos la lleven. Si alguien te dice que te tires por un puente, no te vas a tirar por él. Pues es lo mismo. Una tiene que seguir su propio estilo.
La personalidad es lo que nos hace resaltar sobre los demás. A mí siempre me gustó ser diferente, en el colegio siempre fue la niña rara: por estar muy delgada, por llevar chándal… Estuve en muchos colegios y en todos siempre pasó lo mismo, pero no me importaba.
“Yo creo que lo más importante para ir bien vestido es, obviamente, ir bien conjuntado, pero con un buen bolso y un buen calzado no necesitas nada más”
Y en tu armario, ¿con qué prendas te sientes más identificada?
Con una zapatilla, un buen bolso… Yo creo que lo más importante para ir bien vestido es, obviamente, ir bien conjuntado, pero con un buen bolso y un buen calzado no necesitas nada más. Y un abrigo si hace frío. Yo soy de básicos, no entro en tendencias porque no me siento cómoda. Me pongo mi camiseta negra básica, mis jeans mum fit, mis botas… Y no necesito nada más.
Soy rara, pero soy básica. Yo le pedía a mi madre que me comprase el chándal de Adidas. Ahora se llevan las mallas ciclistas, pero es que yo las he llevado siempre. Fui una niña a la que le gustaba ir cómoda y esto me hacía ir incluso con otra actitud.
¿Con qué marcas te sientes más identificada?
Depende. Si hablamos de low cost, Pull & Bear me identifica un montón: tiene muchos estilos, puedes variar y son básicos. En un punto intermedio está Sandro, que me encanta, también &Other Stories… Y después, si hablamos de lujo, me gusta muchísimo Louis Vuitton, Prada, Loewe… Creo que son marcas que nos gustan a todos (risas), pero si tengo que elegir una, creo que sería Prada: nunca fallan sus básicos y a mí eso me encanta.
Ahora qué es todo tan instantáneo, que se vive todo tan rápido, ¿qué le pides al aquí y al ahora?
Felicidad y naturalidad. Son dos cosas muy sencillas, pero es tanta la presión que tenemos por ser perfectos, que pocas veces se consigue. Yo he sido una niña con muchos complejos (no me gustaba sonreír) y lo que yo pensaba que era un defecto no era real. Muchas veces la percepción que tienen los demás de nosotros mismos es muy distinta. Por eso es tan importante quererse a uno mismo y ser natural, siempre. También hace falta más humilidad.
¿Y qué planes tienes cara al futuro?
Seguir con la moda. Cuando la carrera acabe, porque esto es muy rápido, muy fugaz, y no te das ni cuenta…, me gustaría hacer algo de estilismo. Soy una persona tan impredecible que, por querer, me encantaría hacer una revista de moda. Me gustaría hacer tantas cosas que no sabría por donde empezar. Ahora mismo no tengo claro cuál es mi futuro. Sé lo que quiero, pero no en qué acabaré. Relacionado con la moda, seguro.
Algo que me encantaría, ahora que hablamos de futuro, es crear una ONG. Siempre lo he dicho. Me llena y me encantaría irme fuera a ayudar, a conocer, porque creo que no valoramos lo que tenemos. A veces no nos damos cuenta que cosas tan básicas como tener una cama, comida o bebida son un lujo y vivimos obsesionados por comprar un bolso de Chanel. Son tantas las veces en las representamos un papel, que nos olvidamos de ser nosotros mismos.
Entre todas las propuestas que te llegan, que imagino que serán muchas, ¿qué han de tener para que tú digas “sí”?
Yo trabajo con una agencia y tengo mucha suerte, porque ellos me conocen muy bien. Para mí, mi representante es mi amigo y si tengo un problema, seguramente sea una de las primeras personas a las que llamo. Profesionalmente, me dejo guiar. Pero sí es verdad que con todos mis trabajos me gusta sentirme identificada, quiero que encajen con mi personalidad.